Stabat Mater de Pergolesi: Un Encuentro de Voces Jóvenes y Excelencia Musical

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Esta Semana Santa, la Iglesia Santa María de los Dolores se convirtió en el escenario de un concierto inolvidable que dejó una profunda huella en la memoria de quienes asistieron. En un recinto colmado de público, la interpretación del Stabat Mater de Giovanni Battista Pergolesi brilló con una calidad musical excepcional, reflejando el talento y la evolución de los jóvenes cantantes de la Fundación Sirenaica.

Este concierto representó un momento especial para Iuventus, pues contó con la participación de chicos que recientemente habían hecho la transición desde el Coro Píccolo. Para ellos, este fue un desafío artístico significativo, enfrentándose a una obra de gran profundidad emocional y técnica. Su desempeño demostró el crecimiento vocal y la madurez interpretativa que han desarrollado dentro del proceso formativo de Sirenaica.

Bajo la batuta del reconocido director Philippe Fournier y con la destacada interpretación de Camilo Giraldo en el violín concertino, la ejecución del Stabat Mater alcanzó niveles de excelencia que resonaron en cada rincón de este templo. La presencia de solistas de la casa, como Clara Giraldo y Juan Carlos Gómez, fue motivo de orgullo, consolidando el compromiso de Sirenaica con la formación de cantantes de alto nivel. Además, el concierto incluyó un momento sublime con la gran cantante y artista formadora Jennifer Arango Velásquez, quien interpretó una bellísima aria de Bach, añadiendo aún más profundidad y emotividad a esta noche.

El éxito de este evento no solo radicó en la impecable ejecución musical, sino en la conexión que se logró con el público. La iglesia, colmada de espectadores, vibró con cada nota, en un ambiente de recogimiento y admiración. Fue una noche en la que la música sacra, en su máxima expresión, se convirtió en un puente entre la tradición y la nueva generación de cantantes, reafirmando la importancia del trabajo artístico y pedagógico que se desarrolla en Sirenaica.

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Cantarte – Correspondencia con el Amor

El amor, esa fuerza indescifrable que nos construye y nos desarma, fue el hilo conductor de Cantarte: Correspondencia con el amor, un concierto que no solo fue un recital de canciones, sino una conversación íntima entre la música y las palabras.

La idea era simple y a la vez profunda: escribir cartas al amor en sus múltiples formas. Porque el amor no es solo el que se celebra en los días felices, también es el que se espera, el que se recuerda, el que se sufre, el que se baila y el que se despide. Así nació un repertorio tejido con canciones que contaban historias y cartas que hablaban desde el alma.

La noche comenzó con la suavidad de A fuego lento, como quien enciende una vela y deja que su luz crezca poco a poco. Luego, nos sumergimos en la nostalgia de Mi sueño y la certeza de Te amo más, recordando que el amor no es solo un impulso, sino una elección diaria.

Entre cada canción, las cartas daban voz a emociones que a veces la música no alcanza a decir por completo. Un susurro al destino, una pregunta a la incertidumbre, un grito ahogado a la despedida. Cada palabra pronunciada era un eco de lo que muchos en la audiencia alguna vez sintieron. Porque, al final, ¿quién no ha esperado un amor? ¿Quién no ha mirado al cielo buscando respuestas? ¿Quién no ha querido decir lo que no se atreve?

La intensidad creció con Te esperaba y Soledad y el mar, hasta llegar a ese deseo que se confiesa en la piel con Piel canela. La noche bailó al ritmo de Algo contigo y Chachachá, recordándonos que el amor también es risa y juego, no solo solemnidad. Y como todo lo hermoso, el concierto llegó a su fin con Para quedarte, dejando en el aire la sensación de que, aunque las canciones terminen, el amor sigue resonando en quien lo vive y lo canta.

Cantarte: Correspondencia con el amor fue más que un concierto: fue un acto de entrega, una carta sin destinatario fijo, una confesión colectiva en la que todos, en algún momento, nos vimos reflejados.

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